Tres platos elaborados por el chef Juan Gutiérrez, con 30 años de trayectoria y responsable del nuevo proyecto Raza, han servido para mostrar las posibilidades de la gastronomía tradicional actualizada de Córdoba como atractivo turístico, en la jornada Gastronomía en las Ciudades Patrimonio Mundial.
Este encuentro organizado por el Centro de Análisis y Prospectiva del Turismo de la UCO y por la Cátedra de Turismo Patrimonial y Cultural, con el patrocinio de la Fundación Cajasur, ha abordado el peso de la gastronomía como factor de competitividad de los destinos patrimoniales.
Gutiérrez ha presentado una mazamorra de almendras con puré de ajo negro de Montalbán y polvo de aceite de oliva, dando un toque de innovación a esta típica sopa fría; una musaka al estilo cordobés, compuesta por un timbal de berenjenas y ternera con bechamel de queso Comté; y unas albóndigas de rabo de toro con migas de patata.
Con esta demostración, Gutiérrez ha destacado la capacidad de los platos de la cocina cordobesa para adaptarse a las costumbres sociales y mejorar la satisfacción del cliente, subrayando la necesidad de innovar y de saber crear alternativas sin perder la esencia de la tradición.
“La cocina tradicional no huye de los avances, de los toques de modernidad ni de las nuevas tecnologías –ha asegurado-. Pero lo importante para atraer al turista no es que sea tradicional o de vanguardia, sino que esté buena. Si monumentos como la Mezquita-Catedral van de la mano de una comida rica, sabrosa y de calidad, podemos ser imbatibles como destino”.
Para Ricardo Hernández Rojas, profesor de la Universidad de Córdoba y experto gastronómico, “los turistas vienen a Córdoba atraídos por su patrimonio, pero se quedan por sus platos. Especialmente por aquellos que hemos heredado, adaptados a las preferencias actuales".
Aunque el turismo se está recuperando, “Córdoba se encuentra en el puesto 23 del `ranking’ de ciudades españolas en cuanto a entrada de turistas. Tenemos margen de mejora en pernoctaciones, gasto medio y estacionalidad. Y la gastronomía tradicional actualizada puede ser el revulsivo que necesitamos”, ha detallado.
En esta línea están trabajando ciudades como Cuenca. Según Nuria Huete, profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Castilla La Mancha, “el turista que quiere ver monumentos también demanda comida. En Cuenca estamos utilizando la ventaja de ser Patrimonio de la Humanidad para que la gastronomía tradicional adquiera más peso. Las recetas de la abuela, la cocina de caza, de Semana Santa y de autor son un recurso más para impulsar la marca ciudad”.
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Xabier Medina, director de la Cátedra UNESCO de Alimentación, Cultura y Desarrollo y catedrático de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, ha dado un paso más. “La gastronomía puede tomar el relevo y ser el principal motivo para viajar a una ciudad patrimonio, que debe emplear su oferta gastronómica para incrementar las pernoctaciones; porque si me quedo a cenar, me quedo a dormir”, ha afirmado.
Lo importante es “ofrecer una gastronomía que atraiga. Con propuestas diferentes a las que puedo comer en casa y variadas, para que el turista se quede varios días y pruebe cosas diferentes”. Además de la cocina tradicional, Medina ha defendido la de vanguardia: “Las estrellas Michelin, como las de Noor, también atraen visitas al territorio”.
Fuente: Sevilla.abc