Hace algunas décadas esta fecha pasaba desapercibida, sin embargo, en la actualidad es un tema prioritario, no solo en las agendas de los tomadores de decisiones, sino también para ciudadanos, empresas y organizaciones.
Las bolsas de plástico, generalmente, están hechas de polietileno de alta densidad, de baja densidad y lineal de baja densidad. Para entender la gravedad de su consumo es necesario considerar la cadena de valor, desde la refinación de las materias primas hasta la entrega al consumidor final y su posterior desecho. Durante este proceso se utilizan diferentes recursos que generan impacto en el ambiente, explica Claudia Andrade, Gerente del Proyecto de Gestión de Residuos y Economía Circular Inclusiva (GRACI), del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica.
Como primer paso, comenta, está la obtención de resina virgen que inicia en la extracción del petróleo y su refinación, generando materiales nocivos como sales de aluminio, óxido de azufre, elementos cianurados, parafinas y otros. Tras esto, la resina debe ser preparada para su laminación y soplado. En este proceso, y fruto del calor requerido para su moldeo, se producen gases a causa de la degradación de componentes que salen junto al vapor como dioxinas y furanos. Adicionalmente, se encuentra la contaminación indirecta debido al transporte, almacenamiento y distribución del plástico.
Es importante tener en cuenta que una bolsa plástica tiene una corta vida útil por lo que son desechadas rápidamente. La mayoría de éstas no se reciclan. La inadecuada disposición de este tipo de residuos provoca lesiones graves a diferentes animales, por su ingesta o enredo, en la mayoría de los casos causando la muerte. También lo hacen a nivel urbano con el taponamiento de alcantarillas, provocando inundaciones.
Claudia resalta que en algunos casos, producto de la incorporación de aditivos que promueven la fragmentación de plásticos, la contaminación se oculta al descomponerse en partículas más pequeñas hasta que se consideran micro plástico.
La contaminación por residuos y desechos plásticos afecta, principalmente, a la fauna marina a pesar de que la mayor cantidad de residuos plásticos proviene de fuentes terrestres -80%, aproximadamente- por su inadecuada gestión y uso indiscriminado.
Actualmente en las playas del Ecuador, la basura común corresponde a residuos y desechos plásticos y microplásticos con un 60% de representatividad. Los que no son dispuestos de manera adecuada, son arrastrados por el viento o transportados por los ríos y los sistemas de aguas residuales. También pueden ser arrojados por las embarcaciones en el mar o dejados en las playas por los visitantes.
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Claudia señala que, al momento en Ecuador, no se dispone de estudios específicos sobre fundas plásticas, sin embargo, el país cuenta con el Impuesto de Consumos Especiales (ICE) para bolsas plásticas, que inició en el año 2020 con USD 0,04 por funda plástica y se incrementa gradualmente hasta USD 0,10 en 2023, con la finalidad de desincentivar el uso de este tipo de productos. Además, existen políticas específicas que regulan los plásticos de un solo uso.
“En diciembre de 2020 se publicó la Ley orgánica para la racionalización, reutilización y reducción de plásticos de un solo uso y su reglamento fue publicado en mayo de 2021.
Esta Ley establece la prohibición de bolsas plásticas que no contengan un porcentaje mínimo de material post consumo, con la finalidad de reducir el consumo de materia prima virgen y fomentar la recuperación y reciclaje de las bolsas plásticas”, asegura.
La socialización y sensibilización sobre la problemática actual son fundamentales para cambiar las costumbres de consumo hacia un consumo informado y responsable, es decir, que creemos conciencia de que su recuperación es compleja y costosa, ya que las fundas plásticas, usualmente, se encuentran contaminadas por algún otro tipo de residuos y posteriormente el tratamiento de estas necesita de más recursos.
Buscar alternativas a este mal no debe ser visto como una moda, sino como una manera fundamental de salvar la vida de los ecosistemas. Tortugas, aves, ballenas, delfines y lobos marinos son los más afectados. Según cifras del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) más de 100.000 animales marinos mueren al año a causa del plástico. Es urgente que toda funda plástica entre a un proceso de industrialización para su aprovechamiento en la creación de nuevos productos acordes a los lineamientos de la Economía Circular.
“Bajo la premisa de que el mejor residuo es aquel que no se genera, se puede indicar que no solo hay que enfocarse en soluciones finales, sino también reducir la basura que generamos, disminuyendo el grado de peligrosidad y minimizando la huella que estos ocasionan en el ambiente”, resalta Claudia.
Texto: Evelin Caiza