Aquí se pueden realizar actividades como ecoturismo, turismo de aventura, científico y más.
La Reserva de Biósfera del Chocó Andino de Pichincha es el lugar donde el ser humano convive de manera real y respetuosa con la vida y su diversidad. Su extensión total es de 286.805 hectáreas, sin embargo, recorrer una parte de este bosque mágico significa encon- trarse, conocer y conectar con todo tipo de ser vivo, desde orquídeas y bromelias, hasta tigrillos, ardillas y osos de anteojos.
Su altura asciende a los 4.784 metros sobre el nivel del mar y desciende a los bosques tropicales húmedos. Este espacio lleno de montañas y valles alberga 12 tipos de bosques, algunos de ellos aún vírgenes. Cada hectárea absorbe 250 toneladas de carbono, uno de los mayores contaminantes de la atmósfera terrestre y uno de los mayores problemas ambientales de América Latina.
El Chocó Andino es el hogar de poblaciones como: Mindo, Pedro Vicente Maldonado, Los Bancos, Nanegal, Nanegalito, Nono, Lloa, Pacto, Gualea, Minas y Calacalí y limita con el área metropolitana de Quito. Además, acoge a, aproximadamente, 1.960 especies de plantas, sitios arqueológicos, 700 especies de pájaros, 100 especies de mamíferos, entre otras únicas en el mundo.
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La reserva de Mashpi se ubica a 30 minutos de Pacto, esta zona alberga gran parte de la biodiversidad del Chocó Andino que se puede apreciar tanto en el día como en la noche. Franklin Basantes es guardaparque y guía nativo de Mashpi Lodge. Trabaja más de 16 años ahí, así que conoce el lugar como la palma de su mano. Comenta que si bien el turista llega a conocer y a disfrutar de la naturaleza, debe tener en cuenta como primer punto el respeto, cuidado y conservación de la misma.
Una de las estrategias para proteger el bosque, dice Franklin, son las charlas sobre conservación que se brinda a la gente de los alrededores, “además, se fortalece su conocimiento sobre turismo ecológico para que ellos también puedan salir beneficiados con esta actividad”, sostiene.
En cuanto a los turistas, afirma que además de las conversaciones informativas que se mantienen previo ingreso a la reserva, lo único que no deben hacer es botar basura o utilizar aerosoles contaminantes. Cuenta, con tristeza, que a lo largo del tiempo el bosque ha sentido los efectos del cambio climático ya que antes llovía más y los ríos no se secaban, ahora sí. Esto produce la desaparición de especies importantes como las ranas.
Escuchar, en todo momento, los tonos agudos y graves del canto de las aves definitivamente es una terapia de relajación. El Chocó Andino cuenta con cuatro áreas de importancia mundial para la conservación de aves, IBA, por sus siglas en inglés. El encanto especial de estas especies inspira a quedarse durante horas observándose, escuchándolas y, junto con los guías, aprendiendo sobre ellas.
Gracias al rango de altitudes que posee, este bosque alberga el 25% de aves existentes en Ecuador, incluídos 32 tipos de colibríes y 35 especies únicas en el mundo. Camufladas entre hojas, árboles y cielos nublados, pero siempre a la vista, están las tangaras, eufonías, tucanes, pájaros carpinteros, colibríes, trogones, búhos y otras aves rapaces. No obstante, si cuentas con tiempo, paciencia y acti- vas bien tus sentidos durante la observación podrás encontrar aves muy raras de ver, como el Cuco Hormiguero Bandeado o el famoso Pájaro Paraguas.
Aunque observarlas y escuchar sus melodías genera paz y alegría a los turistas, el hombre sigue siendo el principal responsable de su posible afectación e incluso extinción, ya que la mayoría de estas especies endémicas del Chocó, se encuentran amenazadas por la deforestación, la destrucción de su hábitat y la caza.
Pristimantis labiosus
Es una especie de anfibio bastante ruidosa. Su crecimiento es curioso debido a que no atraviesa la fase de renacuajo, por lo que de sus huevos, colocados en zonas tropicales, nacen directamente nuevas ranitas. En el Chocó Andino existen 140 especies de anfibios.
Rana de Mashpi
Conocida también como ‘guardiana del agua’ fue descubierta hace más de cinco años, ahora forma parte de las nuevas especies de la ciencia y del mundo. Se la encuentra en riachuelos y cuerpos de agua.
Oxybelis brevirostris
Cordoncillo o serpiente de la vid de Cope forma parte de los colúbridos, no es venenosa ni genera ningún daño. Es bastante larga y delgada, llegando a medir más de un metro. Se alimenta de ranas, sapos y lagartijas. En el Chocó habitan 46 especies de reptiles.
Insecto Palito
Es una especie de fásmidos inofensivos que simulan a la perfección la forma de las ramas de las plantas. Durante el día pasan inadvertidos camuflados entre la vegetación, pero debido a su brillo durante la noche se los puede divisar de mejor manera. No, no son búhos, son mariposas y hay de todos los colores. Gracias a la diversidad de ecosistemas y estabilidad climática, Ecuador cuenta con más de cuatro mil especies de mariposas, convirtiéndose en el país con mayor variedad de estos insectos en el mundo.
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Estas especies forman parte de los lepidópteros que significa ‘alas escamosas’. La mayoría reside en zonas tropicales y se caracterizan por sus coloridos diseños. Antes de llegar a su forma conocida, empiezan como huevo, luego son larvas y se hacen pupas. La presencia de mariposas indica que un ecosistema está en equilibrio. La deforestación es la principal causa de extinción de estos insectos.
Darío Medina es biólogo auxiliar del Centro de Vida de Mashpi Lodge y afirma que el Chocó Andino es uno de los lugares que alberga gran cantidad de mariposas, solo en en el Mariposario de la reserva habitan más de 12 especies (más de 350 mariposas). La más pequeña mide 3 centímetros y la más grande, 20 centímetros. Se alimentan de minerales y néctares.
Texto: Evelin Caiza / Fotografía: Iván Franco